Terminal lleno de mar

Terminal lleno de mar

El olor, siendo fuerte, no es el desagradable de muchos mercados minoristas sino el de puro mar y pescado fresco. Desde la entrada, con estacionamiento vigilado, el caos casi controlado propio de estos mercados te recibe. Los “caseros” parados en frente de sus camiones frigoríficos te presentan toyos, corvinas, lenguados, diablos y mil más. El fileteado es opcional y, según el puesto puede ser hecho ahí mismo (por uno o dos soles) o en los puestos especializados. Las balanzas son de exactitud dudosa, por lo que comprar por unidad es preferible o tener un ojo entrenado para detectar el peso aproximado de la pieza.

Mi zona preferida queda en el centro del terminal y es la zona de mariscos. Un manojo o mazo (ocho docenas) es la unidad de medida habitual para conchas de abanico y sus primos bivalvos. En el caso de las conchitas, mis preferidas, se pueden conseguir las de tamaño grande por entre 50 y 60 soles el manojo. Camarones (la perdición de mi esposa) y langostinos se encuentran también en toda su variedad de tamaños. Para el gusto un poco más exigente, se encuentran tanto langostas completas como colitas (una colita mediana por menos de 20 soles). A los “cangrejeros” les recomiendo los vivos: única garantía de frescura.

Si se deciden por el viaje un par de recomendaciones. El piso está permanentemente mojado con “agua” que corre por canaletas abiertas, por lo que no se deben llevar pantalones que lleguen al piso o que sean muy queridos (el olor no sale sino hasta después de tres o cuatro lavadas). Lo mismo se puede decir de las zapatillas: plásticas y fácilmente lavables. En la entrada venden paquetes de periódicos viejos ideales para proteger la maletera, así como las gruesas bolsas de plástico para evitar filtraciones.
Un lugar ideal para prepararse para una tarde llena de mar pero en casa.

(Colaboración de Rodrigo de Piérola)

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